La educación en Chile es un deber del Estado que está consagrado en la Constitución como un Derecho fundamental de las personas. En nuestro país puntualmente el desarrollo del servicio educacional está consagrado de una manera mixta, esto es, tanto el estado como los privados lo pueden prestar. Colegios públicos, colegios subvencionados y colegios particulares pagados.
Carolina Carrillo, abogada y socia fundadora de Sostiene, consultora especializada en otorgar asesoría integral a sostenedores de establecimientos educacionales señala que “la oferta pública alcanza alrededor del 38%, y más del 60 % de las matrículas de las familias están prefiriendo hoy en día la educación privada. La pregunta que debemos hacernos es ¿Por qué los apoderados eligen matricular a sus hijos en establecimientos privados?”
La educación chilena ha tenido grandes transformaciones en este último tiempo, ley de inclusión, reformas relativas al lucro, copago, carrera docente, admisión, nuevo estatuto de los asistentes de la educación, reformas muy importantes en temas estructurales, pero falta apoyo por parte del estado en lo más importante para el alumnado, lo que ocurre en las salas de clase.
Respecto a la evaluación docente, la abogada señala que, en general, en todos los ámbitos laborales, las evaluaciones son deseables, y permiten medir los desempeños para de esta manera determinar los ascensos, otorgar incentivos, entregar oportunidades de mejoras, etc. ya que, lo que no se evalúa y diagnostica, no se puede mejorar. Lo que sí es fundamental, contar con un adecuado instrumento de evaluación.
Por otro lado, la calidad de los profesores, ¿es realmente la variable más importante en esta brecha entre lo público o lo privado? ¿O lo que pasa en las aulas que muchas veces impiden las labores docentes y el desempeño óptimo del educando?
El rol de la educación privada hoy por hoy es fundamental.