- El nuevo período de exportaciones para este verano llega marcado por los retrasos logísticos, la inflación mundial post pandemia y un alza en los envíos chilenos. El panorama abre una ventana a las empresas para estudiar de mejor forma cómo proteger sus más valiosos activos: la fruta.
Grandes cultivos, camiones directo a los puertos del país, embarques dirigidos a sus destinos. La cadena logística podría resumirse en simples pasos, pero lo cierto es que hay innumerables factores que hacen que este proceso sea cuidadosamente vigilado tanto por las autoridades como por los privados y requiera la contratación de seguros.
En la agricultura destacan las cerezas, paltas, nueces y arándanos, sector donde los grandes y pequeños exportadores buscan asegurar sus mercancías, en especial por el complejo 2022 para la cadena logística mundial en que se expuso uno de sus mayores riesgos, el retraso, que ya no está siendo cubierto por las compañías aseguradoras, según José Manuel Valderrama, gerente general de Associated Risk Management (https://ariskm.com/).
“Cada vez más los supermercados piden a los proveedores una consistencia en las entregas y este golpe de los atrasos que viene desde 2019 ha restringido mucho las coberturas, por lo que hoy es el principal riesgo. Hay un retraso que afecta a la fruta misma, por su maduración, y otro que es sobre ventanas de venta. Por ejemplo, si necesito que llegue antes de Navidad y llega post Navidad, esa fruta ya no se compró”, dice el ejecutivo de ARM. Si antes la cobertura del retraso era por defecto, hoy “se ha transformado en algo que se tiene que revisar específicamente”.
Lo anterior se da en un contexto en que los envíos chilenos van al alza. De acuerdo con cifras del Banco Central a octubre de 2022, el intercambio comercial sobrepasó los US$169.176 millones, un crecimiento de 12% en relación con los primeros 10 meses de 2021, mientras que las exportaciones chilenas alcanzaron US$80.827 millones, con un alza de 4,7% (+US$3.660 millones), dirigidas a un total de 194 mercados. En 128 de ellos se contabilizaron incrementos en los embarques, principalmente en los sectores de carbonato de litio, salmón, abonos, yodo, cerezas frescas, tableros de fibra de madera y carne de ave. Todos son productos e insumos que los mercados de Estados Unidos, Perú y Colombia, entre otros países, siguen atentos para la nueva temporada de exportación.
En ese sentido, ARM asesora a las empresas exportadoras en cuanto al mejor seguro para su carga. “Mientras más información haya para el asegurador y para el exportador, logramos beneficios para ambos en cuanto a precio y en cuanto a cobertura”, explica Valderrama. Ahí radica la importancia de identificar los riesgos del negocio. “Los exportadores entienden que hay ciertos riesgos que, versus prima, no son asegurables y hay que manejar directamente. Antes se metía en la misma bolsa a los exportadores y hoy día tienes exportadores que no han tenido siniestros en los últimos 5 años. Y a ellos uno tiene que asesorar y decirles que hay distintas alternativas, te están subiendo el precio por un tema de mercado y no por cómo te estás comportando tú“, ejemplifica.
Otra cobertura que está siendo restringida es la referente a los Sistemas de Atmósfera Controlada, para que la fruta llegue en la calidad deseada. “Básicamente, el arándano, cerezas y paltas salen con estos sistemas. De nuestras exportaciones más caras, estamos dejando a uno de los sistemas que es fundamental para el transporte fuera del seguro”, indica el gerente de ARM. Por último, está el riesgo fitosanitario asociado al COVID-19. “Las aduanas se demoran más en la tramitación de procesos y produce demoras. El hecho de llegar a tiempo ha sido un tema fundamental y las compañías lo cubren muy restringido”, argumenta.
“Con todos estos antecedentes, los exportadores deben evaluar qué riesgos asumir y desde ARM los asesoramos para saber si conviene o no tener seguro o un plan especializado para, de todas formas, controlar los riesgos”, finaliza Valderrama.
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